sábado, 23 de mayo de 2009

Breve reflexión sobre la tecnología en telecomunicaciones

Durante la noche del 31 de diciembre del 2008 estaba en casa de unos amigos junto a su familia, celebrando y esperando al año 2009. En realidad se nos pasó el cero nueve mientras charlábamos de muy diversos temas.

Como compartíamos mesa personas de edades muy dispares, terminamos hablando de los cambios que se han dado en los modos de vida entre el ayer y hoy. Algo que me llamó mucho la atención aquella vez fue que los mayores mencionaron la dependencia (ya no necesidad) que tenemos la gran mayoría del teléfono móvil o celular. Algunos ni siquiera lo usan para lo que comenzó a usarse: hacer llamadas. Me gusta el siguiente video, una parodia sobre el iPhone que creo es bastante ilustrativa.



Pero la conversación no se detuvo allí. No nos quedamos hablando del hombre prótesis que menciona Freud en su Malestar de la cultura, el que se va complementando con los aparatos tecnológicos para aproximarse lo más posible a ser Dios, no. La conversación cogió un rumbo para mí inesperado. Hablamos de cómo el uso del teléfono móvil habría echado a perder algunas obras de arte. Específicamente se mencionó a Penélope, la protagonista de la canción de Joan Manuel Serrat cuyo título lleva el mismo nombre. He aquí un video de la canción:



Tras escuchar la canción es evidente que un par de portátiles habría desecho la historia, quizás por completo. Imaginemos lo que sucedería: Penélope y el viajero se hubieran llamado, "mensajeado" e incluso visto a través de la pantalla; lo que aflojaría el "mírame, soy tu amor, regresé...". Estás igual que como te vi antes de que llegara el tren, diría la mujer del bolso de piel marrón.

Me parece interesante cómo el uso de las tecnologías puede dar mucho qué hablar, pero también mucho qué callar (recuérdese el ya repetido pensamiento: tenemos tantos medios para comunicarnos ahora, que ya no hablamos ni con el vecino, por no decir de las personas con las que cohabitamos) En este caso el vínculo entre el espectador y la canción se podría ver afectado por la sencilla pregunta "¿y por qué no se comunica con él?", lo que creo conllevaría un desprestigio de la pieza. No es necesario, pero me parece esto una muestra de cómo el arte se ve aumentado y condicionado por la tecnología.

Irónicamente, esperaré sus comentarios ansiando un diálogo que se dé en un plano de la tecnología paralelo; deseando, claro está, algún día bajar del tren, saltar el vacío entre paralelismos y poder reconocernos cuando lleguemos al andén.

viernes, 22 de mayo de 2009

Ficha descriptiva: Anaximandro de Mileto

Nacimiento y defunción:
Nace en las postrimerías del siglo VII a. C., poco después que Tales, su conciudadano, y muere hacia mediados del siglo VI a. C.

Aportaciones:
- Principio (ἀρχή): el ápeiron (το ἄπειρον), es decir lo indefinido, lo infinito.
- Características del ápeiron:
  1. eterno y nunca envejece;
  2. inmortal e indestructible;
  3. lo abarca (rodea todos los mundos) y lo gobierna todo;
  4. causa de todo nacimiento (en él todo nace) y destrucción (en él todo perece o hacia él todo perece)

- La generación y corrupción se dan por turnos y cíclicamente a causa de la separación de los contrarios a partir del ápeiron, producida por el movimiento eterno desde un tiempo indeterminado.
- Existen innumerables mundos.
- Las cosas son equidistantes.
- La Tierra tiene forma cilíndrica y la gente vive en sus extremos planos.
- Al nacer este mundo (κόσμος) "lo que produce lo caliente y lo frío desde lo eterno" se separó y al momento nació una esfera de llama en torno al aire que envuelve la Tierra; al romperse la esfera sus trozos se cerraron en círculos que formaron el Sol, la Luna y las estrellas.
- Las estrellas son círculos de fuego rodeados de aire.
- Los animales nacen de lo húmedo calentado por el Sol.
- Los primeros animales fueron peces o parecidos a éstos.
- El hombre nació de animales de distinta figura (peces) hasta alcanzar la pubertad (momento en que fueron capaces de alimantarse por sí mismos), tras permanecer dentro de ellos en forma de embrión.
- Respecto a los demás animales, sólo el hombre necesita de una larga crianza (por lo que debió de nacer de otro animal, pues de otra manera no habría sobrevivido)
- El viento es el movimiento (de las partes) del aire.
- Las lluvias se producen por la evaporación que surge de la tierra por la acción del Sol.
- Los relámpagos se generan debido a que las nubes son desgarradas por el viento.


Fuente:
Alberto Bernabé Pajares. Fragmentos presocráticos de Tales a Demócrito. Alianza Editorial, MADRID 2008.
Kirk y Raven. Los filósofos presocráticos. Parte I. Edicíón digital.

miércoles, 20 de mayo de 2009

Ficha descriptiva: Tales de Mileto

Nacimiento y defunción:
Nace en Mileto y puesto que predijo el eclipse solar de 585 a. C. se cree que nació durante el último tercio del siglo VII a. C. Su muerte debió de ser a mediados del siglo VI a. C.

Aportaciones:
- Principio (ἀρχή): el agua (τό ὕδατος) de los cuatro elementos el más adecuado para ser causa (αἰτία)
- Todo está lleno de dioses, porque el alma está mezclada en el todo (universo)
- El alma es capaz de producir movimiento (como la del imán, que produce movimiento de atracción o repulsión)
- La Tierra descansa sobre el agua como un barco o leño.


Fuente:
Alberto Bernabé Pajares. Fragmentos presocráticos de Tales a Demócrito. Alianza Editorial, MADRID 2008.
Kirk y Raven. Los filósofos presocráticos. Parte I. Edicíón digital.

lunes, 4 de mayo de 2009

Análisis etimológico de la filosofía (I)

Una de las definiciones etimológicas de filosofía es la de amor al saber: filo (φιλο) es amor y sofía (σοφια), saber. Esto no aporta nada nuevo ni despierta interés alguno, desde luego.

Sin embargo, hace días estuve pensando en la posibilidad de que la filosofía se expresara también como un amor a lo desconocido y he aquí mis reflexiones:

Digo que se ama saber lo desconocido, porque en el caso contrario, en el momento que creemos conocer algo, ya no nos interesa saberlo: ya lo sabemos. Así, se puede decir que la filosofía es un amor a saber lo desconocido.

Cuando releí esto me di cuenta del error que cometía: Al momento de decir que la filosofía es un amor a lo desconocido y que cuando creemos conocer algo ya no nos interesa saberlo, consideraba al saber como un movimiento, por ejemplo: "desconozco cómo se conduce un coche, voy a saberlo para poder conducir". Saber algo no es ir a ello, estudiarlo ni aprenderlo, sino poseerlo: "conduzco porque sé conducir", "escribo la letra a porque sé escribirla" (se puede objetar el hecho de existir gente que escribe la letra "a" sin saber que se trata siquiera de una letra; a esto respondería diciendo que lo dibujado por dicha gente es un garabato idéntico a una a, lo que no significa que la esté escribiendo, sino que ha habido una coincidencia)

Luego probé cambiando desconocido por ignoto (lo que se ignora) y donde dice conocer por saber y esto fue lo que quedó (señalo en cursivas los cambios).

Digo que se ama saber lo que se ignora, porque en el caso contrario, en el momento que creemos saber algo, ya no nos interesa saberlo: ya lo sabemos. Así se puede decir que la filosofía es un amor a saber lo que se ignora.

Como se ve, caigo en el error de decir "cuando creemos saber algo, ya no nos interesa saberlo"... ¡qué absurdo!

Ya habiendo aclarado que el saber lo considero como un poseer, no como un "voy a poseer", analizaré el filo de la palabra. Decir que la filosofía es un amor al saber me parece algo muy ambiguo, porque el amor tiene muchas acepciones. Pero sin ahondar mucho en controversias, se puede decir que hay personas que aman saber en el sentido de gustarles poseer saber; y también que se interprete ese amor al saber en el sentido de querer saber. La diferencia entre ellas radica en que la primera es pasiva y la segunda activa: La primera se satisface con el saber que posee, mientras que la segunda quiere poseer saber. Con esto se pueden dar las siguientes posibilidades: 1) que la persona guste del saber que posee, 2) que quiera poseer saber, 3) que guste del saber que posee y quiera poseer más saber, 4) que ni guste del saber que poseen ni quieran poseer más saber y 5) que le sea indiferentes el poseer y/o el querer más saber.

No me siento capaz de decir que alguna de las posibilidades anteriores se da más que las otras. En todo caso la respuesta sería personal. Pero me pregunto si el hecho de preguntarnos sobre ello, invalidaría la quinta posibilidad y dejara de sernos indiferente...

Ahora volvamos al tema del que comencé escribiendo: la filosofía como amor al saber. Dije que entendía al saber como posesión y al amor en forma análoga a gusto y a querer. El quid es que en cualquier manera (de las mencionadas) que se entienda el amor al saber, se trata de un saber indiferenciado, general. No se trata de saber conducir o de cómo se escribe la letra a, sino que es saber sobre cualquier cosa. Así, quien ame saber será filósofo y siempre que ejecute un acto o cree algo relativo a esta forma de entender el amor al saber, hará filosofía.

La dificultad estriba en que no todos los que dicen amar el saber, que lo hagan y/o lo sientan, son considerados filósofos. Si la situación precedente se da, la filosofía no podría ser concebida como un amor al saber.